Algunos dicen que en el momento de nacer nuestro destino ya ha sido escrito. Nunca compartí esa idea pero ahora, mientras observo el rostro de Indi, empiezo a creer que realmente es así.
Su cuerpecito vio la luz en lugar y fecha indeterminados, al amparo de un hogar que en breve le daría la espalda. Su tranquilidad duró poco, posiblemente los primeros meses de vida fueran el preludio de un abrupto destino que pondría todo su empeño en convertir su subsistencia en una carrera de obstáculos.
Vino a nosotros jovencito, temeroso y desorientado. El día que lo recogimos de la calle su rostro se manifestó desencajado; reflejaba hambre, frío, agotamiento y desconcierto; nos habló con su mirada, su actitud lo confirmó, no hizo falta más. Intentamos explicarle que ya estaba a salvo, transmitirle serenidad y calor, pero ahora creo que incluso en ese momento él ya presentía la sombra de su destino eclipsando su felicidad; su desgracia no había acabado, no, la vida aún le reservaba otros infortunios...
Vivió un tiempo en una casa de acogida y aunque con el paso de los meses su complexión cambió, su carácter obediente y bonachón continuó implorando un nuevo hogar. Allí su ya gran cuerpecito no fue feliz, pues se vió limitado a un reducido espacio que convirtió las horas, días, semanas y meses en pesadas losas que inhibían su vitalidad juvenil.
Por fin un día amaneció lleno de esperanza, le había salido una adopción. Todos festejamos el inicio de una nueva etapa para él; creímos que por fin la suerte había correspondido su bondad. Pero las malas noticias no tardaron en llegar... Indi debía regresar a su confinamiento pues la adopción se interrumpía debido a su "carácter escapista". Tras el jarro de agua fría y recuperada ya la templanza, intuimos la causa de este comportamiento: nuestro queridísimo Indi añoraba y buscaba desesperadamente la compañía humana cuando ésta le faltaba; y fue así, que cuando se vió sólo, escapó del lugar en busca de los que hasta ese momento le habían brindado su compañía y afecto.
Nos sentimos torpes por no haberlo percibido antes y, aún con todo, Indi mostró agradecimiento y resignación, pasando a engrosar, de nuevo, las listas de aspirantes a una adopción y sin saber que esta vez la espera sería aún más larga.
Luego llegó la enorme presión de un inmediato desalojo de su casa de acogida. Indi debía abandonar el lugar en el que había vivido durante varios meses, debido a una delicada situación personal de quien lo había acogido. Durante esos días vivió ajeno a la locura y la impotencia que experimentamos los que con enorme desesperación buscamos un nuevo hogar para él. Pero su vitalidad estaba empezando a apagarse; su encierro y su soledad comenzaban a pasarle factura y todos notamos cómo la depresión se hacía dueña de él.
Y en plena tormenta el sol volvió a salir..., por fin se produjo la llamada milagrosa, había aparecido una nueva adoptante.
Volvimos a celebrar e Indi nos acompañó. Su nueva familia le ayudó a recuperar la alegría de vivir y su otro compañero perro le mostró las interminables horas de juego que como cachorro no había conocido. En casa todos estaban encantados con su presencia, no se cansaban de repetir lo bueno, obediente, cariñoso y agradecido que era. Respiramos tranquilos al creer que por fin había encontrado su lugar, aunque hace tan sólo unos días saboreamos nuevamente la amargura de su abandono: una escueta llamada en la que se nos transmitía la intención de devolver a Indi, mostraba tan sólo la punta de un iceberg de mentiras e ineptitudes que una vez más y ahora en mayor grado, lo convirtieron en víctima. Su adoptante se había ausentado de forma repentina y permanente del domicilio familiar, llevándose al otro perro y dejando a Indi completamente sólo y encerrado en un garaje sin apenas luz, sin agua y sin comida. De forma intencionada o no, la tremenda irresponsabilidad de esta persona se convirtió en un verdadero castigo para un animal cuyo máximo delito fue mostrarle su incondicional cariño y agradecimiento.
Ahora Indi vuelve a necesitar hogar, una familia que lo considere parte de ella, que le devuelva la confianza en los que hasta ahora siempre lo traicionaron. Es tan bueno y se merece tantas cosas buenas que realmente nos parte el alma ver cómo el destino se niega a darle la oportunidad de ser feliz…
Si tú puedes cambiar su suerte, si realmente quieres que por fin Indi se haga un huequecito en un corazón compasivo y cariñoso, por favor,
¡ AYÚDALE A ENCONTRAR UN HOGAR !
Si crees que ese corazón cuyo huequecito espera la llegada de Indi puede ser el tuyo,
¡ ADOPTA A INDI !
Ayúdanos a conseguir su felicidad …
CONTACTO: adopcionesmoura@hotmail.com
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