CINTIA: Se tardaron días en poder recoger a Cintia y a su camada de 6 pequeños (todos ya adoptados) a los que había parido en un profundo agujero en la parroquia de Xinzo (Ponteareas). El celo y fiereza con los que los defendía esta renacuaja impedía a nadie acercarse a ellos, viviendo incluso aquellos primeros días de maternidad en medio del huracán que le dió el nombre, en febrero del 2010.
Ya en el refugio los cuidó con mimo y pudo ver como uno a uno iban encontrando familia, y semanas después, ya más tranquila y con la misión cumplida, empezó esta fierecilla ya a dejarse tocar, e incluso a pedir mimos con disimulo. Ahora encontrar un hogar también para ella es nuestra misión, y con la lección que nos ha enseñado no pararemos de buscarlo. Es mediana-pequeña.
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