Melisa no juega demostrando su alegria pero desde el primer momento agradeció todas las caricias, las curas, las pruebas sin ninguna sola queja porque se sabía segura por fin con su rabo moviéndolo y siempre contenta.
Melisa no habla pero su historia está grabada en sus heridas en la cabeza, en sus ojos cuando los trajo , en sus garrapatas en su pelo, en su fisura de cadera... ahora todo queda atrás y para ella no hay rencor con los humanos, no hay miedo sino sólo amor .
Nosotros nos echamos las manos a la cabeza cuando alguien que le hicieron alguna faena decide perdonar a quien lo hizo y pensamos ¿cómo le perdonó ?...los animales tienen esa capacidad de cerrar puertas, de empezar de nuevo con esperanza, alegria... ¡tantas cosas deberíamos de aprender de ellos ¡
Melisa cierra ya esa parte de su vida y abre otra.. ¿quieres formar parte de esa vida que acaba de empezar para ella?
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