
El perro se detiene,
persigue las abejas,
salta el agua intranquila,
escucha lejanísimos
ladridos,
orina en una piedra
y me trae la punta de su hocico,
a mí, como un regalo.
Es su frescura tierna,
la comunicación de su ternura,
y allí me preguntó
con sus dos ojos,
por qué es de día, por qué vendrá la noche,
por qué la primavera
no trajo en su canasta
nada
para perros errantes,
sino flores inútiles,
flores, flores y flores.
Y así pregunta
el perro
y no respondo.
Neruda
Mía ya no está entre nosotros.
Desde aquí te mando todas las flores inútiles del mundo, pequeña.
Chicas, creo que lo habéis dado todo por ella, conoció vuestro afecto, conoció la libertad, logró engordar y sobre todo, logró superar ese paso al arco iris, acompañada , no sola en esa jaula de la perrera de Poio.Desde allá arriba, tiene que darnos fuerza para seguir en esta lucha, de hecho, una lucecita de esperanza ha enviado para que su compañero Lalito encuentre esa familia..vamos a seguir ayudando a los que allí quedan, seguro que Mía sonríe desde allá arriba, y con su hociquito caliente y húmedo nos manda un soplo de enregía, por ella, vamos a seguir. Te queremos pequeña.
ResponderEliminarGracias Carmen por tus palabras ;-))
ResponderEliminarVerónica