La protectora de animales de Cambados no sabe lo que son las vacaciones. Al mismo tiempo que tratan de reunir fondos con un rastrillo en el paseo de A Calzada, siguen rescatando animales que precisan su ayuda. Ayer mismo acudieron a Castrelo para recoger de un pozo a un can de doce años. El pobre animal está ciego y le faltan las dos patas traseras. «Lo único que podemos hacer por él es evitarle el sufrimiento», decía ayer Olga Costa. Según los datos que aportó la persona que llamó a la protectora, el perro había sido abandonado por unos turistas.
Semejante historia justificaría, por sí misma, la campaña que la protectora ha emprendido para concienciar a los visitantes de que deben cuidar a sus perros. Y de que deben, también, responsabilizarse de ellos y de sus acciones. Para lograrlo, se está elaborando un censo de los canes que acompañan a los feriantes que han llegado hasta Cambados atraídos por las fiestas de agosto. Unos animales que no siempre llevan chip, que no siempre están vacunados, y que en ocasiones causan problemas en la vía pública, sea por «hacer pis y caca» en cualquier lado, sea por asustar a los viandantes.
Por otra parte, Ribadumia tiene intención de entrar a formar parte del servicio provincial de acogida de animales abandonados -actualmente prestado con la asociación de voluntarios de Protección Civil-. Tal y como afirmaba ayer la alcaldesa de la localidad, Salomé Peña, se mejoría notablemente la rapidez del servicio de recogida, evitando de este modo problemas como el traslado de animales a otros ayuntamientos. Esta prestación tan solo supondría 0,3 euros a cada habitante y los animales que se encuentren por el municipio se llevarían al centro de acogida de Meis, en donde contarán con servicios veterinarios, alimentación y cualquier otra necesidad que presenten. También se impulsará una campaña de promoción de adopciones y concienciación para luchar contra el maltrato y el abandono.
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