Su situación sobrepasa el calificativo de infrahumana pues desde hace medio mes viven dentro de un coche, sin agua y sin luz, pues acaban de desalojarlos de una casa en ruinas que habían ocupado en la calle de Conde de Bugallal, en las proximidades de los juzgados de A Parda en Pontevedra.
Ayer su situación fue conocida por la Protectora de Cambados, a cuya presidenta Olga Costa no le duelen prendas al criticas a los servicios sociales de Pontevedra, al Seprona y a cuantas instituciones puedan hacer algo por esta familia que subsiste en la más triste de las miserias.
Costa se apiadó de ellos tras conocer por una voluntaria de Pontevedra cuál era la situación que atravesaban. La joven, Natalia Barros fue quien descubrió este drama humano y quien encaminó la solución primero llamando a colectivos de su ramo profesional, pues ejerce en una clínica veterinaria próxima, y quiso solventar primero el grave problema que supone la presencia de una jauría de perros, más de seis, y una colonia felina, más de una quincena.
De ahí que se pusiera en contacto con Olga Costa del refugio de animales de Cambados y también con la protectora de Vilagarcía, así como una asociación de gatos que hay en Vigo, organismos que se han hecho cargo de la mayor parte de los animales.
José Luis y Gloria Barreiro admitían ayer que han llegado a esta crisis a lo largo de los últimos años. Vivían en la avenida de Vigo de Pontevedra con su madre inválida y en dicha calle se daban muchos atropellos de animales y también abandonos. Empezaron a acogerlos y ahora atendían a una veintena.
Obviamente al quedar sin la pensión de la madre con quien convivían, sin la nómina del mayor de los hermanos que perdió su empleo y con una pequeña ayuda de orfandad de la mujer, fueron desahuciados del hogar originario.
Su primera ocurrencia fue ocupar una casa en ruinas de la calle Conde de Bugallal, cerca de A Parda, pero hace dos semanas también fueron expulsados por la policía, con lo que se tuvieron que marchar con lo puesto y guarecerse dentro del turismo en una finca apartada de las viviendas.
En absoluto era la mejor idea y de hecho los dos hermanos acudieron a pedir ayuda a los servicios sociales. Asegura Olga Costa, presidenta del refugio cambadés, que este organismo le dio cita para el próximo 23 de septiembre, aunque hace ya una semana que pidieron auxilio.
En otras instituciones les ofrecieron la posibilidad de dormir en el albergue de Pontevedra y de alimentarse en el comedor de pobres de San Francisco, que también rehusaron porque tendrían que desamparar a sus animales.
Con todo ello de trasfondo, la solución solo puede venir de la ayuda de los organismos que se preocupan de los animales. Resolver el acogimiento de los perros y gatos es el primer paso para que estos dos hermanos puedan salir del submundo en que se convirtió su ambiente familiar.
La regeneración todavía es posible, a pesar de que los dos hermanos todavía quedaban ayer por la tarde en una situación parecida aunque menos preocupados por sus mascotas.
Es de subrayar que alrededor del coche solo se pueden ver sacos de comida para animales y garrafones de agua, pues como queda dicho en la finca que han elegido para sobrevivir no existe ninguno de los servicios más básicos.
Quienes acudieron hasta el lugar incluso han comrpobado que existe un grave problema de higiene y sobre todo de salubridad.
Los propios animales han llegado a los refugios llenos de pulgas y también hongos y gusanos, pero sobre todo con un fétido olor cuya eliminación va a resultar complicada.
"Los seis gatos que traje a Cambados los hemos bañado y desparasitado pero siguen apestando", reconocía ayer Olga Costa. Asegura que la Protectora los castrará y se los entregará así a quien quiera adoptarlos.
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